ALADAS PALABRAS
Comentarios de poemas contemporáneos sobre temas y personajes homéricos
A la memoria de José María Camacho Rojo (1959-2017)
Aladas palabras es la traducción venerable de una fórmula homérica famosa: épea pteróenta ἔπεα πτερόεντα. El término griego ptéron puede significar tanto “pluma” como “ala”, así que caben traducciones y interpretaciones diferentes de su metamorfosis en adjetivo: “aladas”, “(em)plumadas”, “penígeras”, “plumíferas”… Después está el sentido. No sabemos bien si las alas les venían a las palabras porque se imaginaban volando entre la boca y el oído o porque van y vienen certeras, y a veces mortales, como flechas emplumadas. Hay quien dice que, como fórmula que era, nada especial hay que buscar en eso de aladas, que vendrían a ser algo así como verde en “verde hierba”. Pero hasta en su reducción a epíteto no deja de ser verde la verde hierba. A mi me hace recordar la fábula del pájaro herido por una flecha que muere viendo sus plumas convertidas en armas. En cualquier caso, conviene saber que las palabras aladas en Homero no son palabras cualesquiera que se digan así por las buenas. Son palabras eficaces que se dicen entre gente que se entiende bien, hasta los enemigos que sienten entre ellos el vínculo estrechísimo del odio y las ganas de matarse.
Bajo la advocación de Homero ofrecemos una serie de breves y muy modestos comentarios a poemas de tema homérico de autores de cualquier sexo escritos en español en los dos últimos siglos. Cada comentario aspira, sólo y nada más (y nada menos), que a explorar una resonancia homérica en composiciones que han suscitado nuestro interés precisamente en virtud de esa resonancia. El propósito es, en principio, didáctico, pero quién sabe… también Homero enseña que hay tener cuidado con las palabras una vez que salen del cerco de los dientes. Quieren dar ejemplos de comentario, que es la práctica más aborrecida e incomprendida que existe, aunque es la cosa más común y necesaria del mundo. Comentar un poema es clarificar lo que dice para averiguar lo que nos dice, y en ese ‘nos’ va todo lo importante.
Ahí van volando fuera de la red primero los poemas, después los comentarios, que son más bien pensamientos con un poco de orden, muy poco, a veces tan poco que a lo mejor merecen más el título de divagaciones. Y es que el autor, como Homero una vez más, a veces dormita. Se añade una mínima nota bibliográfica. Lo justo para animar a la lectura, a la exploración literaria, a la charla amena… y a vivir la vida.
Vale